martes, 29 de noviembre de 2011

EFECTIVIDAD DE MODERNOS FÁRMACOS ANTIPSICÓTICOS EN EL TRATAMIENTO DE LA ESQUIZOFRENIA

Los antipsicóticos o neurolépticos son los fármacos con la mayor eficacia conocida para tratar los síntomas psicóticos en la esquizofrenia y otros trastornos mentales relacionados. A pesar de los avances en la terapia farmacológica de la esquizofrenia durante las dos últimas décadas, la calidad de vida en la gran mayoría de pacientes con diagnóstico de esquizofrenia crónica se mantiene por debajo de la normalidad. Recientes ensayos clínicos no subvencionados por empresas farmacéuticas sobre la efectividad y la relación coste-beneficio de las distintas clases de fármacos antipsicóticos disponibles para el tratamiento de la esquizofrenia, indican que no existen grandes diferencias entre los modernos antipsicóticos atípicos o de segunda generación y los convencionales en cuanto a eficacia, tasa de abandono o calidad de vida. Estos resultados evidencian nuestro desconocimiento sobre la fisiopatología de la esquizofrenia, pero también estimulan la investigación de nuevas dianas farmacológicas, tratamientos psicológicos e intervenciones psicosociales alternativas.

En los últimos cinco años se han producido avances muy importantes en el conocimiento de la esquizofrenia en tres áreas principales. Primero los avances en técnicas de neuroimagen, especialmente la resonancia magnética (RMN), y la sofisticación de las técnicas neuropatológicas han centrado el interés en el sistema límbico como estructura esencial de la fisiopatología de la esquizofrenia. Las áreas cerebrales de mayor interés son: amígdala, hipocampo y giro parahipocámpico. La mayor atención que se presta a estas zonas cerebrales no significa que se haya dejado al margen el estudio de otras áreas, ya que se van generando continuamente nuevas hipótesis que pueden comprobarse a medida que aumenta el conocimiento sobre la esquizofrenia. Segundo, tras la introducción de la clozapina, un antipsicótico atípico con efectos neurológicos secundarios mínimos, se ha generado una gran cantidad de investigaciones sobre otros neurolépticos atípicos, en particular la risperidona y la remoxpirida. Estas y otras sustancias atípicas que se introducirán en el mercado en la segunda mitad de los noventa podrían ser más eficaces para tratar los síntomas negativos de la esquizofrenia y podrían ir asociadas a una baja incidencia de efectos neurológicos adversos. Tercero, a medida que se perfeccionan los tratamientos farmacológicos y a medida que se reconocen ampliamente las bases biológicas de esta enfermedad, aumenta el interés en los factores psicosociales que afectan a la esquizofrenia, incluidos los que influyen sobre el inicio, las recaídas y los resultados del tratamiento.


*Los defensores de una causa social para la esquizofrenia aducen que las culturas pueden ser más o menos esquizofrenogénicas, lo que depende de cómo se percibe la enfermedad mental en estas culturas, la naturaleza del rol del paciente, la disponibilidad de sistemas de apoyo social y familiar, y la complejidad de la comunicación social. La esquizofrenia parece tener mejor pronóstico en los países menos desarrollados donde los pacientes se reintegran a sus comunidades y familias con mayor facilidad de lo que lo hacen en las sociedades occidentales El problema de las personas sin hogar en las grandes ciudades puede estar relacionado con la desinstitucionalización de los pacientes esquizofrénicos que no se ha llevado a cabo de una forma que permita hacer un seguimiento adecuado del paciente. Aunque es difícil saber el porcentaje exacto de personas sin
hogar que son esquizofrénicas, se ha estimado que entre un tercio y dos tercios de estas personas pueden sufrir este trastorno*.





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